En esta obra, he querido plasmar la majestuosidad silenciosa de un árbol que, arraigado en plena naturaleza, se alza como símbolo de fortaleza y equilibrio. Con un juego cromático lleno de matices verdes, azules y cálidos, la escena nos transporta a un entorno donde la vida fluye entre luces y sombras. Un homenaje al paisaje mediterráneo que nos invita a conectar con la esencia misma de la tierra.

Técnica y estilo:

Pintura de carácter expresionista con toques impresionistas, trabajada a base de capas densas y pinceladas cortas que generan texturas vibrantes y orgánicas. La aplicación libre del color crea una atmósfera dinámica, donde el follaje cobra vida a través de la superposición de tonos y la energía gestual del trazo, destacando el contraste entre el tronco rojizo y el verdor envolvente.

Impacto emocional:

“Baixant de La Roca Blanca” transmite una sensación de arraigo, protección y calma interior. La fuerza del árbol solitario refleja nuestra propia resiliencia frente al paso del tiempo, evocando momentos de introspección y conexión profunda con la naturaleza como refugio y fuente de energía vital.